EMPORION

EMPORION

Todo empezó en el antiguo asentamiento de la Edad del Hierro que se localizaba en un pequeño istmo donde se encuentra hoy en día el pueblo de Sant Martí d'Empúries.

Este poblado mantuvo contactos comerciales con etruscos, fenicios y griegos a lo largo del siglo VII a.e.c. En la primera mitad del siglo VI a.e.c., comerciantes griegos procedentes de Focea fundaron, sobre el poblado indígena, un primer asentamiento, la Palaià Polis. Años más tarde la ciudad creció y nació la Néa Pólis, cuyos restos forman parte de la actual visita al recinto arqueológico (ciudad griega). La colonia recibió el nombre de Emporion que, en griego, significa mercado. La ciudad se desarrolló rápidamente gracias a la abundante la actividad comercial que realizaban los griegos con los pueblos indígenas de la Península. Los pueblos indígenas dieron paso a la nueva cultura, La Cultura Ibera. Los pobladores ibéricos del Empordà pertenecían a la tribu de los indiketes.

En el año 218 a.e.c. con motivo de la II Guerra Púnica, el ejército romano comandado por Cneo Cornelio Escipión desembarcó en el puerto de Ampurias con el objeto de cerrar el paso por tierra a las tropas cartaginesas. En el año 195 a.e.c. Marco Porcio Catón instaló un campamento militar en Ampurias, que propició el nacimiento de una nueva ciudad, la ciudad romana a principios del siglo I. Bajo el reinado de Augusto, la ciudad griega y la romana se unieron bajo el nombre de Municipium Emporiae hacia el último cuarto del s. I a.e.c.

La ciudad romana y el sector de la Neápolis se encontraban abandonados en la segunda mitad del siglo III, la población se trasladó a Sant Martí d'Empúries. Posteriormente fue sede episcopal y sus habitantes utilizaron el área norte de la Neápolis como cementerio donde se encuentran los restos de una capilla funeraria. Las obras de construcción de un centro de recepción de visitantes destaparon una necrópolis griega y otra romana que permanecían enterradas y que contienen noventa tumbas en su estado original. Entre los hallazgos destaca el de una estatuilla que representa a un panadero, así como el de una muñeca con brazos y piernas articulados que fue depositada en la tumba de una niña.